Cuando muere el padre de Gelsomina, su propia madre la vende a un artista ambulante, Zampanó. Pese al carácter violento y agresivo de éste, la muchacha se siente atraída por ese estilo de vida en la Strada (la calle, en italiano), sobre todo cuando su dueño la incluye como parte de su espectáculo. Pese a que varios de los pintorescos personajes que se encuentra por el camino le ofrecen que se una a ellos, Gelsomina demostrará su fidelidad a Zampanó hasta los límites de su voluntad.
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