Rodada digitalmente en blanco y negro e influenciado por los trabajos de Dario Argento, Edward Hopper y Georges de la Tour, el primer largometraje de García Bogliano se concreta en un body-count generoso en sangre y degollinas, protagonizado por cinco chicas que se verán obligadas a pasar la noche en un aislado pueblo del interior tras perder el último tren. Pronto descubrirán el lado más violento de la hospitalidad local.
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